El 25 de diciembre de 1989 fue ejecutado el líder rumano
Nicolae Ceaușescu
junto con su esposa Elena por los militares de su país después de su
derrocamiento causado por la miseria con la que había inundado a Rumania durante
los más de veinte años que gobernó con mano durísima.
Ceaușescu desde su juventud fue un convencido comunista que
se la pasó dándole dolores de cabeza al gobierno rumano y provocando que varías
veces lo mandaran a prisión. Después de la segunda guerra mundial los
comunistas ascendieron al poder y Ceaușescu con ellos. Ocupó puestos de relativa
importancia hasta que en 1965 empezó su consolidación como líder supremo.
Sus políticas comunistas y
su complejo de faraón causaron hambre y miseria en toda Rumania. Aunado a eso, encabezó, junto con su inseparable esposa, a quien muchos juzgan más mala que él,
un régimen represivo que castigaba con la muerte la menor disidencia.
Finalmente, cuando estaba
encabezando uno de sus tantos genocidios contra manifestantes, los militares le dieron la vuelta, lo derrocaron y lo sometieron a un juicio sumario a él y a
su esposa, y finalmente los pasaron por las armas la Navidad de 1989.
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