lunes, 12 de enero de 2015

Nicolas Sarkozy, víctima de la democracia

En sus tiempos de presidente de Francia, Nicolas Sarkozy destacó por ser un tanto vanidoso y con afán de protagonismo. Se hizo de una personalidad de líder mundial con su mirada fría, sus trajes impecables y sus famosos tacones.  Gustaba de ser recibido por sus homólogos con gran pompa y de aparecer siempre en primera fila en las fotografías.

Pero la democracia le fue adversa en el 2012 y tuvo que ceder su cargo de presidente al socialista François Hollande. Desde entonces no sólo dejó de ser el blanco de las portadas sino que hasta ha tenido problemas legales. Su ego y su narcisismo fueron golpeados severamente.

El pasado sábado, con motivo de la marcha de 50 líderes mundiales en protesta por los atentados terroristas en París, Sarkozy se dejó ver colado entre los líderes, sus antes homólogos, pero ahora se le vio en un principio muy atrás, a la espalda de Manuel Valls, y muy lejos de Benjamín Netanyahu, a quien en sus tiempos tachó de mentiroso.

No obstante, su narcicismo y su hambre de protagonismo lo hicieron colarse entre empujones como vil usuario de metro, hasta la fila de las celebridades, hasta estar emparejado a su sucesor, François Hollande, quien caminaba del brazo de la mujer más poderosa del mundo, Angela Merkel.

Sarkozy tal vez no quiere aceptar, aunque le consta, que Francia es una República, no un imperio como en tiempos de Napoleón. Ahora el protagonismo ya no le toca a él. La democracia lo ha dejado a un lado, por mucho que a él le pese.

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