viernes, 9 de enero de 2015

Juárez en el Convento de las Capuchinas: la reunión secreta con Maximiliano

El segundo imperio mexicano dejó pendiente para la historia un suceso que lo habría hecho más atractivo: un encuentro entre Juárez y Maximiliano, entre los dos hombres que encabezaron los dos gobiernos que se batieron en una sangrienta guerra hasta que sólo quedó uno.

Ese encuentro Maximiliano lo deseó y lo solicitó repetidas veces al presidente, pero nunca fue atendida su petición. Incluso cuando fue abandonado por los franceses y tomado prisionero en Querétaro volvió a pedir un encuentro con Juárez. Volvieron a rechazarlo quizás porque sencillamente ya estaba fuera de la jugada, se había convertido en un hombre sin poder dentro de los enemigos del presidente.

Lo más cercano que quedó para la historia de un posible encuentro entre ellos fueron unas cartas en las que el emperador solicita un acercamiento en pro de la nación y el presidente argumenta sus muchas ocupaciones para no aceptar. Mas las respuestas de Juárez no está comprobado que sean auténticas.

El atractivo de ese encuentro no realizado entre los dos hombres se debe, sencillamente, al hecho de que ambos eran muy cultos, Maximiliano un filósofo, teórico de la política pero sin carácter para aplicarla, y Juárez un político con carácter e indudablemente muy adelantado a su época.

Para algunos historiadores queda claro que incluso tenían teorías políticas muy similares, y las únicas diferencias se debían a que uno era republicano  y el otro monárquico y el primero defendía su país y el otro llegaba con un ejército invasor a tomarlo.

Pero ahora de esa entrevista ya no tenemos que privarnos, La novela Juárez en el Convento de las Capuchinas: la reunión secreta con Maximiliano, nos lleva hasta la noche previa al fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía, y nos regala un encuentro histórico, donde ambos hombres defienden su actuar con la fiereza de la razón, razón que, por momentos, ambos tienen.

En esta novela, Juárez alcanza una altura descomunal en la manera en cómo defiende su trayectoria, pero Maximiliano no se cohíbe en ningún momento, argumenta y se defiende desde puntos tan razonables que incluso resulta extraño que hayan sido obviados por historiadores desde hace siglo y medio.  Aquí ambos hombres muestran grandeza, dignidad y honor.

Una novela de reconciliación histórica sencillamente extraordinaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario