Tenía 95 años, fue un maestro de pueblo y guerrillero
junto a los hermanos Castro y el Che, pero hubo en ese entonces un problema, no era comunista,
sino un hombre que creía en la libertad de Cuba, razón por la cual Fidel Castro
lo condenó a 20 años de prisión. Purgó hasta el último día.
Matos nació en 1918 y habría sido un docente con una
vida tranquila de no ser por la ausencia de democracia en su país a causa de la
dictadura de Fulgencio Batista. En 1957, cuando Fidel estaba atrincherado en la Sierra Maestra , el profesor le
llevó un cargamento de armas y municiones, proeza que le valió el grado de comandante.
Al triunfo de la revolución, Matos pasó a ser uno de
los hombres fuertes del régimen, incluso un elemento muy cercano a Castro, pero
el giro al comunismo que dio el gobierno no lo dejó muy contento. Tuvo el valor
de renunciar a sus funciones y ponerse firme ante el dictador, quien no lo
fusiló para no hacerlo mártir, pero sí lo envío a una infernal prisión por
veinte largos años.
Al salir de prisión, Matos se exilió, primero a Costa
Rica y después a Miami, donde se convirtió en uno de los más célebres
anticastristas y en el delator de las debilidades de los hermanos Castro. Matos
fue el principal enemigo de Fidel en el exilio, el guerrillero disidente que mejor
llegó a conocerlo.
En el 2002 publicó el libro Cómo llegó la noche, donde relató su rompimiento con Fidel tras su
descontento con el comunismo soviético que literalmente se tragó a la isla. Pese
a ser ocho años mayor que el dictador, se conservaba mejor físicamente. Al sentir
cerca la muerte, él mismo decidió ser desconectado de los aparatos que lo
mantenían con vida, decisión que tomó como lo que ideologicamente fue siempre y
lo que quiso que fuera cada cubano, un hombre libre.
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