Cuando empezó la era
digital de los libros, hace pocos años, los editores vieron como algo
impensable el poner sus libros a la venta en formato electrónico, porque eso significaba
lo mismo que abrirle las puertas a la piratería. No obstante, poco a poco han
ido cambiando de opinión.
Ya se pueden comprar muchos libros de fama mundial en
formato electrónico en plataformas como Amazon. Algunos desde hace años. Y eso
no significa que en los editores haya desaparecido el miedo a la piratería,
sino que ya están entendiendo que la forma de combatirla no es escondiendo sus
libros en un disco duro en la caja fuerte de un banco, sino poniéndolos a la
venta para que los lectores puedan decidir si los bajan ilegalmente o hacen lo
correcto: pagar por ellos.
Poco a poco muchas editoriales van sacando a la venta
sus novedades en ambos formatos. Si se guardan el electrónico saben que con el
tiempo, si un libro tiene éxito, empezarán a haber copias en la red por las que
no podrán cobrar nada. Y algo peor todavía: esas copias estarán probablemente
mutiladas y mal redactadas, lo que provocará también el desprestigio del libro.
Algunos editores aún confían poco en los libros electrónicos.
Pero otros están totalmente a su favor. Incluso afirman que se venden bien si
su precio es reducido, ya que los lectores se abstendrán de sustraerlos de
forma indebida si lo que tienen que pagar por ellos no es mucho.
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