miércoles, 14 de agosto de 2013

La izquierda y el secuestro de la libertad

La libertad es el bien más preciado que tiene el ser humano, le permite ir a donde sus posibilidades le alcanzan, trabajar en lo que puede, hablar de lo que quiere y relacionarse con quiere, entre muchas otras cosas. Un hombre libre puede arruinar su vida  o llenarla de grandeza, según actúe, porque tiene la posibilidad de hacer todo totalmente de acuerdo a su criterio. Que la libertad no garantiza la felicidad es cierto, pero también es cierto que es la única puerta para llegar a ella.

Así las cosas, resulta chocante que la izquierda se autonombre descaradamente defensora de la libertad, cuando en realidad es el brazo armado de la esclavitud. Y ejemplos sobran.

Los bolcheviques liberaron a los rusos del zarismo, y los condenaron a vivir como ellos quería si pretendían conservar la vida. Les dieron a elegir entre la esclavitud o la muerte, y el hecho de que el régimen se haya cargado a cien millones de víctimas indica que no todos aceptaron de buena gana ser esclavos. En Cuba se repitió el procedimiento, Fidel Castro llegó con sus barbudos disfrazado de libertador, razón por la cual los cubanos se dejaron poner las cadenas dócilmente. África es un lugar lleno de ejemplos similares, de pueblos que se liberaron de los verdugos blancos para servir a unos locales más desquiciados y más crueles.

Lo razón por lo que los casos anteriores ocurren se debe a que la izquierda suele armar maquinarias estatales enormes, con políticos deseosos de eternizarse en el poder. La supervivencia de estados así sólo se logra con un absoluto control de la población civil. El Estado siente que peligran sus privilegios a la menor manifestación, por ello es necesario repartir palos, rejas y cadenas para mantener a todos quietos.

Es un crimen que la izquierda use a la libertad como bandera, cuando el propósito que se trae bajo la manga es el de repartir la esclavitud.

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