lunes, 19 de agosto de 2013

Esculturas que provocan miedo

Las esculturas, de acuerdo a su escala, pueden tener varias funciones, como elementos decorativos en jardines e interiores de las viviendas, o como remates visuales en las avenidas y parques, pero sea cual sea su función, y el estilo al que correspondan, lo cierto es que deben de reunir cualidades estéticas para que sean agradables a los ojos del espectador.

No obstante, algunas en lugar de agradar a quien las ve, le asustan, sobre todo si es de noche. Y es que no todas las esculturas fueron elaboradas precisamente para gustar, existen casos en que no se pretendía de ellas que deslumbraran por su estética. Otras simplemente no es que no sean bellas, pero no por eso dejan de provocar una visión impactante.

El famoso Ángel Exterminador, obra del escultor español Josep Llimona, es una obra que posee innegables cualidades estéticas, pero su aspecto espectral, y el hecho de que custodia nada menos que un cementerio, lo convierten en una escultura que de noche puede causar una gran impresión y no precisamente por su belleza.

Los Moáis de la Isla de Pascua son esculturas que pueden generar varias opiniones. No fueron evidentemente concebidos como elementos decorativos, no obstante, se portan bien en la decoración contemporánea. Pero de noche y en un misterioso bosque barcelonés -el Bosque Orrius-  pueden sacarle un susto a más de uno.

La escultura gótica representa una época en que la humanidad vivía en el oscurantismo, sumida en temores y supersticiones. Es innegablemente magnifica, aunque eso no evita que cause miedo.

Es difícil hallar esculturas que representen tan fielmente el miedo del ser humano a lo desconocido como las del período gótico.

Las gárgolas tenían dos funciones: una era la de evacuar el agua que caía en los tejados de las imponentes catedrales, y la otra -para la que se servían de su fealdad- era ahuyentar a los seres malignos que de noche podrían pretender penetrar en los recintos sagrados.

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