Los
presidentes de Estados Unidos no son sólo glamorosos porque su país es el más
poderoso del mundo, también lo son porque la institución presidencial en
yanquilandía es antigua, porque nunca ha habido golpes de Estado, dictadores y
demás fenómenos indeseables que tan comunes son en otras partes del mundo, y
porque Barack Obama es el cuadragésimo
cuarto mandamás en una lista que habla de respeto institucional.
En esa
tradición, la vieja España es bien joven. Mariano
Rajoy es conocido como el sexto presidente de la democracia, período que
inició al desaparecer la dictadura tras el ataúd de Franco y que todavía
palideció con la renuncia de Suárez. España incluso tiene menos historia de
sucesiones presidenciales que algunos países de Latinoamérica, hacen falta
todavía muchos años para que la institución de presidente cobre siquiera un
poco del lustre que tiene la de Estados Unidos. ¡Pero ese Bárcenas no se calla!
Rubalcaba
ya le pidió su renuncia a Rajoy, que porque le hace daño a España. Qué raro que
no se la haya pedido en su tiempo a Zapatero, argumentando, multiplicado por diez,
el mismo motivo, si la cuestión es de daños.
Quizás no
será por presiones de Rubalcaba, pero si Bárcenas sigue destapando la cloaca,
serán los españoles en masa quienes le pidan a Rajoy que deje el puesto y se
quede con la caja de puros.
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