Tremendo mal rato hicieron pasar al presidente de
Bolivia, Evo Morales, al ser
desterrado de media Europa y obligado a ver por horas al viejo continente desde el cielo, todo, al parecer, por culpa de un error.
Evo, que como jefe de Estado está acostumbrado a que
lo reciban con honores a su llegada a un país, tuvo que digerir el hecho de que
el gobierno portugués no sólo no lo dejara aterrizar en su territorio, sino que
le impidiera incluso sobrevolar su espacio aéreo. Pero allí no terminó el mal rato,
tras el gobierno portugués siguió el francés, que le repitió el procedimiento
como si de un guión se hubiera tratado.
Finalmente, el gobierno austriaco permitió que el avión
presidencial de Evo Morales aterrizara en Viena, aunque justo después fue
minuciosamente inspeccionado por las autoridades. España también autorizó que
se reabasteciera en su territorio, pero en las Canarias, lejos del continente
para evitar cualquier problema. En total fueron trece horas las que el
presidente boliviano tuvo que soportar ser tratado como un perseguido por la
justicia.
Todo el incidente se debió a que fue filtrado el rumor
de que Evo Morales, tras visitar Rusia, había sacado de allí con él a Edward
Snowden, el hombre más buscado por el gobierno de los Estados Unidos en este
momento.
Portugal y Francia, para no tener que verse en la
necesidad de arrestar a Snowden por órdenes estadounidenses y tener que
soportar las posteriores criticas de todo el mundo, prefirieron tratar a
Morales como a un delincuente, así el escándalo sería menor.
Las críticas del gobierno boliviano no se han hecho
esperar. Ya han reclamado enérgicamente por el trato dado a su jefe de Estado. El propio
Morales asegura que no sólo lo han ofendido a él, sino a toda Latinoamérica. Incluso
exhorto a los gobiernos que con tan pocas consideraciones lo
trataron a liberarse del imperio yanqui.
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