viernes, 28 de diciembre de 2012

Bush, Chávez y Mandela, los enfermos en la Navidad


Quizás poco tienen en común George H.W. Bush, Hugo Chávez y Nelson Mandela como líderes. Sin embargo las afinidades no siempre tienen que estar ligadas al tinte ideológico, a veces se aprecian desde otras perspectivas, como la enfermedad, que no respeta nunca a los presidentes, por más que muchos a veces lo olvidan.

Hugo Chávez es un caudillo de izquierdas en toda la extensión de la frase, dueño de un profundo nacionalismo indio-hispano-latino que lo tiene renuente a cualquier dialogo con los anglosajones dueños del imperio del norte. Su patria es Latinoamérica, su Dios es Bolívar y su héroe Fidel Castro. Y encerrado en ese círculo impenetrable se piensa morir. En los últimos días se ha rumorado que para eso faltan semanas y que esas semanas son pocas.

George H.W. Bush fue un presidente de realidades más que de promesas. De allí sale el tronco ideológico de su partido. Los republicanos no comulgan con el aborto, la homosexualidad, la infidelidad y tampoco con el exceso de gastos en obras de caridad por parte del Estado. No les gusta hacer promesas que no se pueden cumplir, pero a los yanquis también les gustan las promesas, por utópicas que sean, y quizás por eso a Bush sólo le dieron el puesto de presidente cuatro años cuando pudo ocuparlo ocho.

Nelson Mandela es el prototipo de líder africano que el mundo quisiera que se repitiera mucho en todo su continente. Es racialmente tolerante, abierto a dialogar, durante su gobierno no tuvo deseos de coronarse rey o emperador y no consideró el genocidio como una alternativa para resolver problemas. Y esas virtudes allá, donde él vive, son una rareza en los líderes.

Estos tres personajes, que quizás se hubieran apretado el cuello en una mesa de dialogo, acaban de tener algo en común en los últimos días: pasaron la Navidad en un hospital, luchando por la vida. Porque eso, las ganas de vivir, evidentemente sí las comparten.

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