Iker Casillas, uno de los mejores porteros del mundo, icono
indiscutible del fútbol a nivel internacional, campeón mundial y campeón de
Europa con su selección, y capitán del Real Madrid, fue hoy, en el partido de
su equipo contra el Málaga, aficionado en primera fila, es decir, en la banca.
Si tuviera 21 años se diría que está cansado, que como
todo astro merece que su técnico lo cuide de vez en cuando no metiéndolo al
terreno de juego. Pero Casillas tiene 31 años. Aún es un gran portero, pero
esos 31 pesan.
Si bien es cierto que los porteros suelen retirarse a
los 40. Incluso muchos son llamados a su selección a los treinta y tantos, pero
no siempre es así. La década de los 30 para un deportista suele ser la década
de la decadencia.
Ciertamente, Casillas no parece haber entrado en un
período de decadencia. En la pasada Eurocopa aún dio muestras de su grandeza. Pero
tener más de 30 y quedarse en la banca es la peor pesadilla para un futbolista.
Y hoy para Iker Casillas esa fue su realidad.
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