El 26 de diciembre de 1893 nació la figura más
relevante en China de los últimos
siglos, Mao Zedong, el fundador de
la potencia económica que es ese gigante asiático en la actualidad, pero también
el responsable de políticas autoritarias y represivas que pudieron causar la
muerte de hasta 70 millones de seres humanos.
Mao tomó el poder en China en 1949, después de una
guerra civil. El país había sido un caldero hirviendo durante los años
anteriores a su advenimiento, lo que le brindó una población agotada en la que
pudo intervenir a su gusto sin demasiada oposición.
Fiel seguidor de las teorías de Karl Marx y Vladimir Lenin,
implantó el comunismo en China, pero dándole prioridad al campesino por encima
del obrero, en una política contraria a la diseñada por sus maestros ideológicos.
En política exterior estuvo por varios años muy
apegado a la Unión Soviética ,
sobre todo cuando se trató de enfrentar a los Estados Unidos. De los soviéticos
Mao adquirió armas y tecnología de punta que le ayudaron a convertir a China no
en un subordinado más de la URSS
sino en una potencia militar que se daba el lujo de discrepar con los amos del
Kremlin.
A su muerte, en 1976, China era una potencia comunista
en franco crecimiento. Sus sucesores en el gobierno chino lo siguen
considerando un líder brillante que echó más que las raíces del actual imperio asiático,
pero reconocen que cometió graves errores: entre 10 y 70 millones de inocentes
muertos.
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