Mucho se habla de la revolución que ha significado la
distribución de libros en formato electrónico. Aunque todavía sigue habiendo
debates sobre si es práctico para los lectores, sobre si no huele como huelen
los libros impresos, sobre si es darle frialdad al viejo placer de la lectura, sobre
si las grandes editoriales caerán como montañas dinamitadas, lo cierto es que
el libro electrónico es una realidad. Es lo de hoy.
El libró electrónico
está al alcance de todos
Son sin duda muchas las ventajas que ha traído consigo
el libro electrónico. Y una de ellas es la accesibilidad que tiene a él
cualquier persona de cualquier parte del mundo. Vamos a suponer que un escritor
en Perú saca a la venta un libro en formato impreso con un tiraje de sólo 1.000
ejemplares, y que un lector en Málaga se entera por casualidad de que el libro
existe y decide que quiere leerlo, que es el género que le gusta y que, en fin, la
sinopsis pinta buenísima. En otros años tendría que quedarse con las ganas o
pagar gastos de envío muy elevados, o incluso soportar la idea de que el libro
dejó de estar disponible, pero hoy ya muchos libros que salen a la venta en
papel también lo hacen en formato digital. Sólo es cuestión de entrar a páginas
como Amazon, comprarlo y empezar a leerlo de inmediato.
Los libros
electrónicos también suponen un gran ahorro
Otro aspecto positivo de este formato es que los
precios, con respecto de los libros en papel, han bajado en algunos casos muchísimo.
Si bien es cierto que para empezar la aventura lo primero es comprarse un
e-reader y que aún son algo caros, hay muchas personas que venden por Internet
el suyo del año pasado porque ya se compraron el más novedoso que acaba de
salir al mercado. Y una vez que se cuente con un e-reader habrá una enorme
cantidad de libros disponibles a 1 euro, 2 dólares e incluso gratis.
El problema
de la piratería
Pero también hay muchas desventajas que no perjudican
propiamente al lector, pero sí a los escritores y editores. Los libros electrónicos
son fáciles de distribuir de manera ilegal. Ponerlos en la red gratis es algo
que puede hacer casi cualquier persona. Un lector antes de entrar a
Amazon a comprar un libro que quiere, quizás primero busca un poco a ver si no
lo han puesto gratis en alguna página. Y aunque esto representa un grave
problema, los autores muchas veces no protestan tanto porque esa piratería
también significa de alguna forma difusión, y difusión gratuita a fin de
cuentas.
Las editoriales
tienen que reestructurarse o morir
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