Existen muchas analogías para hablar de los efectos
de una crisis en un mundo globalizado como el que tenemos ahora. El famoso
efecto dominó es una ellas, lo que quiero decir que un país en su caída tumba a
otro y éste a su vez a otro… hasta que caen todos.
Alemania, la potencia económica europea, al parece empieza a resentir los estragos de la crisis. Porque tarde o temprano tenía que pegarle. Si baja el poder adquisitivo de los ciudadanos en la zona, en
Sin embargo, los alemanes, dignos de ser ellos, resistieron
y mucho. El país se mantuvo firme rodeado de economías destrozadas a las que
incluso ha tenido que echar una mano. Pero Angela Merkel sabe que que así las cosas no pueden durar, y que de
seguir así a su país terminarán por colapsarlo.
Aun con todo, los gobiernos europeos siguen tomando
medidas muy discretas. Como si eso de salir de la crisis no fuera importante,
como si ya no hubiera generaciones condenadas a no hallar empleo al terminar
sus estudios.
Hasta el momento la poderosa Alemania, pese a que
mucho la critican, ha sido la columna vertebral que ha mantenido de pie a buena parte de Europa. Pero recientes estudios revelan que la clase media alemana está perdiendo poder adquisitivo,
lo que también puede interpretarse como que esa clase media está dejando de
serlo para descender un peldaño.
Esto debería de ser una alarma para los países que
tanto dependen de Alemania. Hoy todavía tienen a un poderoso aliado, pero quizás
en un año, o en menos tiempo, tengan a un vecino en crisis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario