Todos los presidentes se saben la formula de memoria,
si un diario o televisora se atreve a criticarlos, sólo les basta modificar
alguna ley para ponerlos en jaque, para mutilarlos o para desaparecerlos. Desde
el gobierno se pueden hacer muchas cosas, por inmorales que sean, y la
presidenta Kirchner lo sabe muy bien.
El Grupo Clarín ha sido el mayor crítico de Cristina
Fernández, y la presidenta, como cualquier líder de izquierda que no tolera el
menor cuestionamiento de los medios, ha logrado la constitucionalidad de unos artículos
de la Ley de
Medios que le dan el poder necesario para intervenir al Grupo despojándolo de
gran parte de sus facultades. Lo que puede traducirse como una venganza
legalizada.
Clarín ha puesto el grito en el cielo y ha dejado en
evidencia la inmoralidad del procedimiento encabezado por el gobierno de
Cristina Fernández. Pero mientras tanto la presidenta parece haber ganado la
batalla y demuestra una vez que cuando a un jefe de Estado se le critica tiene
a su alcance muchos medios para vengarse o simplemente para silenciar a sus detractores.
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