miércoles, 20 de febrero de 2013

¿Cómo elegirán los cardenales al Papa?


Según las normas vigentes, el Papa tiene que se elegido únicamente por escrutinio. El cardenal que ocupará la silla de Pedro debe de obtener dos terceras partes más uno de los votos de todos los príncipes de la Iglesia. Es decir, 79 cardenales tendrán que favorecer a otro para que se presente el humo blanco.

Visto así, parece difícil que del Cónclave pueda surgir un Papa. Pocos presidentes, después de gastarse verdaderas fortunas en sus campañas, pueden presumir una victoria tan aplastante. Además, se supone que los cardenales tienen prohibido promocionarse a sí mismos. ¿Cómo entonces surgirá un verdadero afortunado al que otros 79 voltearán a ver con la admiración suficiente como para elevarlo a la dignidad de Papa?

Aunque el Cónclave goza de una absoluta privacidad y sólo los cardenales electores saben con certeza lo que allí ocurre, es evidente que sólo hay una forma de que se pongan de acuerdo para elegir al que será el nuevo sucesor de Pedro.

Los cardenales, por lógica, primero tendrían que analizar qué perfil debe de tener el nuevo Papa de acuerdo a las circunstancias actuales del catolicismo y del mundo entero. Posteriormente, algunos, quizás los de mayor influencia, elaborarán una especie de lista con los nombres de quienes cumplen con ese perfil, procurando que ésta sea lo suficientemente reducida como para que los votos no se dispersen mucho.

Sólo así, parecer ser, se puede elegir a un nuevo Papa. Aunque quizás los príncipes de la Iglesia tengan una formula que el mundo desconoce, pero es dudable. Son, finalmente, humanos, y es normal que se comporten como tal.

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