Ya son varios años los que lleva vigente el debate
sobre qué pasará con el libro impreso cuando el electrónico termine de consolidarse.
El primero sigue vendiéndose mucho más que el segundo, no obstante, éste gana
terreno cada año.
Las circunstancias invitan a predecir un muy posible
futuro. Siendo un proceso costoso imprimir, trasladar y almacenar el libro
impreso, es probable que una vez que estén habituados los lectores al libro
electrónico, el viejo modelo quedará totalmente relegado a las bibliotecas y a
los museos.
Hace apenas dos años, la mayor defensa a favor del
libro impreso era la comodidad que permitía en el proceso de lectura, pero
desde que surgió el Kindle, con su tinta electrónica, los lectores le han dado
su total aprobación. Y si resulta igual de cómodo leer en un formato y en otro,
es fácil predecir que en poco tiempo los compradores de libros se inclinarán por
el más económico.
El libro en papel también ha perdido el principal
medio de llegar a los lectores. Antes lo que hacía un lector para conocer el
catálogo de novedades literarias, era entrar a recorrer una librería. Pero ahora
para eso se usa el Internet, y la red está mucho más ligada al libro electrónico
que al impreso.
Muchos creen que ambos formatos van camino a
coexistir, pero quizás lo que estamos presenciando es el proceso de exterminio
de uno a otro. Porque las circunstancias permiten prever
una hegemonía de la lectura por medio de tabletas en un futuro no muy lejano.
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