La crisis económica está sacando lo peor de España. Lo
peor de sus políticos. La corrupción en muchos sectores, y tanto en el partido que
gobierna ahora como en el gobernaba hace poco más de un año, ha quedado al
desnudo. El propio presidente, Mariano
Rajoy, que trata de sacar a su país de la crisis, ha tenido que salir en
defensa de su honor y de su integridad moral, muy salpicadas ambas por los escándalos
actuales.
Las más importantes noticias que ha dado España al
mundo en los últimos días tienen que ver con corrupción. La familia real, con el yerno Iñaki Urdangarin por delante, el PSOE y el PP y los propios separatistas catalanes no se han librado del escándalo. Eso sí, en cada
sector tienen el suyo. En el PSOE recientemente fue destituido el directo de su
Fundación IDEAS, Carlos Mulas, porque le pagó a su esposa, Irene Zoe Alameda,
oculta bajo el seudónimo de Amy Martin, 60.000 euros por catorce artículos.
En el PP, el tesorero del partido, Luis Bárcenas, amasó,
nadie sabe cómo, una fortuna de 22 millones de euros en un bando de Suiza. También
se reveló que pagaba sobresueldos en discretos sobres a los altos cargos de su
partido.
Recientemente El
País publicó lo que aparentemente es el cuaderno de apuntes de Bárcenas, donde
anotaba los pagos que hacía y donde, entre muchos otros nombres, aparece el de
M. Rajoy.
Ante el escándalo, el presidente del gobierno ha
pronunciado un encendido discurso en el que ha defendido su honradez y las de
sus compañeros, haciendo énfasis en que él no entró a la política por dinero.
El mandatario español afirmó que le costaba decirlo,
pero habló ampliamente de su poco interés por los recursos monetarios, de su
capacidad de ganarse la vida fuera de la política y del hecho de que perdió
dinero al hacerse servidor público.
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