Recientemente ha trascendido que desde que aparecieron
los lectores de libros electrónicos la gente lee más, gracias a la gran cantidad
de obras literarias que pueden bajarse de la red gratis aunada a la comodidad
que brindan las tabletas.
Pero los cierto es que para muchos hacerse de un e-reader aún es muy difícil, cuando no
imposible, sobre todo en países de Latinoamérica. No obstante, a finales del
año pasado empezó a sonar el Beagle, un pequeño lector que funciona con pilas y
que tiene el comidísimo costo de 9,99 euros.
Un Beagle no se puede comparar ni siquiera un poco con
un Kindle, pero su función no es competir, sino desplazarlo en número de
ventas. Los creadores de estos productos deben de tener claro que la única
forma de llegar al gran público es abaratándolos lo más posible. Y si el precio
es incluso menor al de un libro impreso, las posibilidades de que se vendan
millones incluso en países donde los lectores para libros electrónicos aún no
ganan popularidad son muchas.
Si se toma en cuenta lo anterior, podemos predecir que
el crecimiento de la cultura en el mundo en adelante dependerá mucho de los e-reader. Lectores baratos más libros
electrónicos baratos dará como resultado índices de lectura muy altos, países
cultos, fin de dictaduras y de gobernantes mediocres.
No obstante, no todo apunta a ese panorama tan
alentador. No va a leer quien no tiene el hábito de hacerlo. En millones de
hogares no se fomenta la lectura en los niños, no tiene la biblioteca familiar
ni siquiera La Biblia y El Quijote, se ve televisión, se navega
en la red y otras cosas más que sirven como pasatiempos, pero no se lee.
El hecho de que las personas que sienten amor por la
literatura lean más quizás sí dependerá mucho de los lectores para libros
electrónicos, pero el que alguien que nunca ha leído empiece a hacerlo por la
misma razón es algo dudable. El hábito de la lectura en una persona tiene que ver
más con la formación en el hogar y con la calidad de las escuelas a las que
asiste.
Tal vez a algunos al tener una tableta en sus manos
les dé por comprar un libro en Amazon y ponerse a leer por primera vez en su
vida. Pero no hay razones para sospechar que ese fenómeno se presentará mucho.
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