En algunos
medios se dice que ya no se sabe si está vivo o muerto. Quizás los gobiernos de
Venezuela y Cuba están preparando la sorpresa para decir “Hace un mes murió y
hace un mes lo sepultamos, ¿y qué?”. Por todos lados se muestra extrañeza debido
a que el líder bolivariano no aparece. Es extraño que un hombre tan adicto a hablar,
y a que lo escuchen, pueda soportar tanto tiempo -siete semanas- sin practicar
su pasatiempo favorito.
Según su
gobierno, se está recuperando, está conciente, sabe cuál es la situación que lo
rodea, da órdenes, manda cartas, pero sencillamente no se escucha su voz. Tras catorce años
en el poder al hombre se la hecho una adicción incurable hablar. De todo. No se
guarda nunca sus sabías opiniones, no sabe lo que es políticamente correcto e
incorrecto. Simplemente habla y habla, para insultar, para quejarse por agresiones
y para amedrentar. No es difícil imaginar que para mantenerlo quieto los Castro
le ponen todos los días una cámara pagada enfrente, para que dé sienta suelta a
sus filosóficos discursos.
Esos casi
dos meses de silencio ya están sacando a muchos de quicio. Al diario El País ya lo hicieron meter la pata a
lo grande. Si no ha muerto sólo puede pensarse que está preparando un regreso a
lo grande, como el de un cantante retirado. A Hugo Chávez le encantan los espectáculos
-siempre y cuando sea él el que más habla en ellos-. Sus ansias por hablar
deben de ser en este momento similares a las de un alcohólico en los primeros
dos meses de tratamiento.
Es difícil imaginarse
qué pasa con Chávez, cuándo, dónde y cómo aparecerá, si es que aparece. Lo veremos
aparecer vestido de mariscal de campo pasando revista a sus soldados o vestido
de charro cantando las canciones del mexicano José Alfredo Jiménez. Con estudiarlo
un poco, cualquiera puede sospechar que ambas cosas son posibles. Chávez, si
sueña con regresas, sueña con un regreso a lo grande, rodeado de celebridades de
las que le dicen “sí” siempre, de las que tanto le gusta tener entre sus amigos.
Ya veremos a
muchos líderes sudamericanos abandonar sus países en crisis sólo para ir a
saludar a Chávez cuando regrese. Si, repito, en verdad regresa algún día.
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