Gabriel García Márquez, el genio creador de Cien años de
soledad y recompensado por tal proeza con el Premio Nobel de Literatura, es un
intelectual cargadísimo a la izquierda, vocero y amigo de Fidel Castro, razón por la cual ha recibido incontables críticas
que, por otro lado, no parecen inmutarlo siquiera.
Plinio Apuleyo Mendoza es también colombiano, pero no es de izquierdas, sino amigo de la libertad, y como mayor prueba está su coautoría en el celebre libro Manual del perfecto idiota latinoamericano, junto a Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa, una obra que no debe de agradarles mucho a los izquierdistas.
García Márquez
y Apuleyo Mendoza son grandes amigos pese a su inexistente afinidad ideológica. Si
la amistad entre Gabo y Mario Vargas Llosa terminó por
diferencias de opiniones y, o, un puñetazo, ésta sigue intacta.
Plinio Apuleyo
ha homenajeado recientemente a su amigo con un libro que está causando impacto:
Gabo. Cartas y recuerdos. En esta
obra el autor habla de un García Márquez íntimo, y de una amistad que les ha
durado más de 60 años.
Esas cartas
y esos recuerdos tienen como punto de partida el año 1940, cuando se
conocieron. Desde entonces el gran Gabo
se ha refugiado más de una vez en la amistad de Plinio Apuleyo, como ocurrió en
el difícil proceso que fue para él escribir Cien
años de soledad.
Los recuerdos
de la que es ya una longeva amistad, Apuleyo ha decidió inmortalizarlos en un
libro. Después de todo, una amistad que no conoce ideologías, sobre todo en
estos tiempos, merece ser contada.
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