lunes, 18 de febrero de 2013

Joseph Ratzinger, el intelectual brillante


Cuando Joseph Ratzinger fue elevado a la silla de Pedro en el 2005, inmediatamente fue degradado en las comparaciones con su antecesor. Juan Pablo II había sido un Papa enormemente carismático. Pocos tenían conocimiento del teólogo extraordinario que se escondía en su cerebro, pero el viejecito con sonrisa de abuelito tierno tenía al mundo totalmente seducido.

Ratzinger, ya como Benedicto XVI, demostró ser un hombre tímido, sin poseer siquiera la mitad del carisma de su antecesor. Y por si eso hubiera sido poco, los que no querían a un hombre inteligente en la silla de Pedro, empezaron a darle publicidad a su apodo de Panzerkardinal.

Siendo apenas un adolescente, a los 16 años, fue llamado a filas por el que, junto con el soviético, ya era el régimen más criminal de la historia. Corría el año de 1943 y Alemania estaba a punto de perder la guerra. Pero al joven Ratzinger nunca le tocó pelear. Los Panzer, o sea los tanques alemanes, no tuvieron nada que ver con aquel adolescente. Aunque eso no ha importado nunca a sus críticos en su afán de desprestigiarlo.

Lo que sí hizo el futuro Papa en aquellos años, fue reconocer ante sus superiores, que no aceptaban más religión que la ideología del régimen, su deseo de llegar a ser sacerdote católico. Se burlaron de él, obviamente.

Algunos de sus más fieros y anónimos enemigos, aprovechándose de la ignorancia ajena y olvidando su edad y sus convicciones durante la guerra, lo atribuyen la función de sembrar la ideología de los nazis cuando estuvo en el ejército.

Pero la verdad es que era apenas un jovencito sin maldad, que tuvo que ir a filas porque al régimen que gobernaba su país no se le podía decir en nada que no si se pretendía seguir vivo.

Ya convertido en ministro del Señor, Ratzinger destacó más como teólogo que como pastor. Por eso y no por otra cosa llegó a ser Papa. Es, aún a sus 85 años, uno de los intelectuales más brillantes que tiene la Iglesia. Juan Pablo II, que también lo era, por esa razón lo tuvo a su lado.

Quizás no convenga a los cardenales elegir para Papa a alguien que ande cerca de los 80 años, pero lo que indudablemente les conviene es elegir para que ocupe la silla de Pedro, si lo hay, a un cardenal que sea tan brillante como Ratzinger. No importa que no sea igual de carismático que Karol Wojtyła. Serlo no es obligatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario