Pero eso es en los Estados Unidos, donde las tabletas son demasiado populares. En la hispanidad, aunque están
cobrando mucha fama, aún no alcanzan ni de lejos los niveles de los países
anglosajones.
Amazon incluso no ha revelado cuántos Kindle ha
vendido desde su llegada a España, sólo habla del “gran éxito”, pero si fueran
varios millones ya lo habrían gritado por todos los medios posibles.
Por lógica, no puede haber un libro superventas en
formato electrónico si aún no existen las tabletas suficientes para que se produzca
ese fenómeno. Es cierto que se venden y mucho, y que no sólo es el Kindle, hay
ya una gran variedad de marcas. Pero de momento los adictos a la literatura
apenas están en el proceso de aprovisionarse de una tableta. La diferencia de
hoy a hace dos años es que quienes no tienen una ya la desean, y antes muchos
no querían ni oírlas mencionar.
Actualmente algunos libros electrónicos en español se
venden bien y otros más simplemente se venden, lo que indica que el proceso
avanza. Y todo invita a pensar que pronto avanzará más y más rápido porque
desde muchos sectores se promociona al libro electrónico. Rectores
universitarios, profesores y bibliotecarios hablan constantemente de la
oportunidad que brinda la tecnología para fomentar la lectura en los
estudiantes.
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