La renuncia inesperada aunque justificada de Benedicto
XVI ha sembrado muchas dudas respecto al protocolo de sucesión, que está diseñado
para cuando un Papa muere.
Las primeras dudas que surgieron fueron respecto a qué
haría después del 28 de febrero, dónde viviría y qué ocurriría con el Anillo
del Pescador. Las preguntas fueron respondidas, aunque con un aire dubitativo por
la premura, por Federico Lombardi,
el vocero de la Santa Sede.
El Santo Padre seguirá viviendo en El Vaticano, pero
no interferirá en absoluto con las funciones de su futuro sucesor. Con el
Anillo del Pescador se hará lo mismo que con los anteriores, será destruido
para forjar con el oro el del nuevo Papa.
La última pregunta que ha surgido es cómo será llamado
y qué titulo ostentará Benedicto XVI después de que deje su puesto. El vocero
Federico Lombardi aún lo ignora, pero sí ha dejado claro que “no es un cardenal”
y que, por lo tanto, “no se le llamará cardenal”.
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