El día de hoy el cardenal irlandés, Keith O'Brien, arzobispo St Andrews y
Edimburgo, renunció a sus funciones y también declinó a su derecho de participar en el próximo Cónclave, del que saldrá el nuevo Papa.
O'Brien está envuelto en una polémica debido a que
otros sacerdotes lo acusaron de haber tenido en décadas pasadas una conducta
indebida para con ellos. No obstante, tales actos no han sido mencionados hasta
ahora, pero el hecho de que propiciaran la renuncia de O'Brien da indicios de su
gravedad.
El Papa Benedicto
XVI aceptó la renuncia del cardenal sin hacer alusión alguna a las
acusaciones que se le imputan, gracias que está por cumplir los 75 años, edad
en que todo cardenal puede renunciar a sus funciones.
Por su parte, O'Brien argumentó que su renuncia se
debió a que no desea que durante el Cónclave la atención de los medios esté
fijada en él, sino en Benedicto XVI y su sucesor.
Desde que el Papa anunció su renuncia, O'Brien no ha
sido el único cardenal al que le han exigido que no acuda al cónclave por escándalos
ligados a su nombre, pero sí es el primero en tomar la decisión de apartarte.
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