Para defender su victoria por un reducido porcentaje
de votos sobre Henrique Capriles e
instarlo a reconocer su derrota, Nicolás
Maduro citó la elección presidencial de Estados Unidos en el año 2000,
cuando George W. Bush logró un ajustadísimo
y cuestionable triunfo sobre Al Gore,
y aun así éste, tras varios días de reflexiones, decidió reconocer su derrota.
Luego Maduro se pasó a México, a la elección
presidencial del 2006. En aquella ocasión, a Felipe Calderón le fue reconocido por las autoridades electorales
un triunfo por una diferencia de votos tan pequeña como polémica sobre Andrés Manuel López Obrador.
Maduro dijo que en esa elección “La izquierda respetó
los resultados”, en una clara muestra de su ignorancia respecto a ese período
de la historia de México.
Porque en realidad la izquierda mexicana no respetó
los resultados; impugnó la elección, hizo bloqueos en la ciudad de México y
sumió durante meses al país en una etapa de incertidumbre. También trató de
impedir que Calderón fuera investido presidente, durante años se dirigieron a él
como “espurio” o “usurpador” y el jefe de gobierno de la capital del país, el
izquierdista Marcelo Ebrard, tardó mucho
tiempo en aceptar un encuentro con él.
El propio Andrés Manuel López Obrador, líder aún del
grueso de la izquierda mexicana, sigue considerando que le robaron la
presidencia, y hasta escribió un libro al respecto.
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