Que cuando dos jefes de Estado se conocen sientan antipatía
uno por otro tendría que ser algo muy natural, y que se enfrasquen en
acaloradas discusiones igualmente vendría a ser algo lógico, porque son seres
humanos y es normal que haya conflicto como ocurre con otras personas con cosas más
triviales.
Pero se supone que esa antipatía debe de quedar en los
archivos de las cancillerías o en las memorias de los jefes de Estado, para ser
revelada sólo muchos años después, cuando ya no incomoden a nadie. Que ocurra antes, cuando los presidentes aún están en funciones, puede resultar algo muy
bochornoso.
Pero con las nuevas tecnologías conocer
las metidas de pata de los mandatarios va haciéndose algo común. Cuando Barack Obama y Nicolas Sarkozy se descocieron contra Benjamín Netanyahu, la noticia corrió con incomoda rapidez para los dos indiscretos mandatarios.
Ahora le tocó a José
Mujica, el presidente de Uruguay, quien se fue de la boca contra el
matrimonio Kirchner creyendo, igual que Obama y Sarkozy, que los micrófonos
estaban apagados.
Justo antes de que iniciara una conferencia, en una
charla informal con un alcalde, Mujica dijo, sobre Cristina Fernández de
Kirchner, “Esta vieja es peor que el tuerto”.
El tuerto vendría a ser Néstor Kirchner, de quien Mujica dijo
que era más político que su esposa, a la que calificó como más terca.
La reacción de la cancillería argentina no se hizo
esperar. Aunque Mujica ya dijo que no va dar explicaciones porque sus palabras
no tuvieron un marco formal y directo, el gobierno hizo público el malestar
que les causó el mandatario uruguayo al llamar tuerto a su fallecido presidente.
Quién hubiera dicho hace un mes, cuando Mujica y Fernández
de Kirchner se pararon juntos al lado del féretro de Hugo Chávez con semblante
triste por haber perdido a un compañero socialista, que esto llegaría a
ocurrir.
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