Después del tristemente célebre resbalón en la FIL por parte de Enrique Pena Nieto, cuando se hizo
bolas y en un discurso de cinco minutos no pudo hacer una sola relación
autor-libro para mencionar tres que le habían solicitado, incluso los medios de
comunicación mexicanos salieron en su defensa -en lo que pareció un claro acuerdo televisoras-PRI
para bloquearle el camino a una posible izquierda privatizadora de medios al
estilo venezolano- y argumentaron a su favor que si bien no era culto, por lo
menos era un hombre muy, muy disciplinado, que seguía con precisión el guión
delineado por sus asesores.
Pues bien, con apenas cuatro meses en la presidencia,
esa disciplina que mereció otrora el elogio de los medios ya se le cayó a Peña
Nieto. En su reciente gira por Japón, durante una conferencia de prensa, al
presidente de México, de una de las principales economías de Latinoamérica, se
le olvidaron los más elementales principios de la educación y mientras su
moderador preparaba a los periodistas asistentes para la entrevista, él se soltó
a hacer señas extrañas que parecían burlas como un niño de escuela.
El vídeo rápidamente se hizo muy popular en YouTube, ante el asombro de los
mexicanos que aún no pueden creer que su presidente haya dejado salir al niño
que lleva dentro y haya trapeado con la investidura que porta como
representante de 116 millones de personas el suelo japonés.
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