La imputación del juez José Castro hacia la infanta
Cristina viene a echar tierra encima
al tan meneado divorcio de Iñaki
Urdangarin. Durante los últimos meses, cuando Urdangarin cargaba solo con
el estigma de corrupto, los medios se dieron vuelo hablando del divorcio que suponían
se avecinaba.
Llegó a rumorarse que a la infanta su familia le dio
dos opciones: su marido o sus privilegios. Si seguía casada con Urdangarin salpicaría
a todos los Borbones, por tal motivo, se decía, le exigían que cortara sus vínculos
con él, como si no tuvieran hijos. De lo contrarios, si optaba por no divorciarse,
sería echada de la familia.
Los rumores señalaban que para la Infanta la decisión era
sumamente difícil, porque no le era posible dejar de amar a su esposo ni
resignarse a perder sus privilegios.
Pero ya no hay necesidad de que la princesa se pase
las noches pensando qué decidir. Ahora los dos, ella y su marido, están
imputados.
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