martes, 29 de enero de 2013

Cerrar Guantánamo, la promesa incumplida de Obama


El principal atractivo del discurso de campaña de Barack Obama, antes de que ganara la presidencia, giró entorno a la paz. Habló de retirar las tropas de Irak y de cerrar Guantánamo. Pero las promesas de campaña son muchas veces similares a los votos matrimoniales.

Algunos diarios han publicado que el período de pretextos para no desaparecer la prisión terminó y que los funcionarios que hasta hace poco preparaban el proceso de cerrar Guantánamo ya no están llevando a cabo esas funciones. Es decir: que no se cerrará, que el proceso de hacerlo quedó en el olvido.

Obama dijo que cerraría la desprestigiada prisión en cuanto llegara a la Casa Blanca. Pero ya inició su segundo período y Guantánamo sigue operando. No la ha cerrado porque siempre sobran pretextos para que un político no haga algo que dijo que haría y porque sencillamente la necesita. En algún lugar tiene que encerrar Estados Unidos a los terroristas que captura, o a los sospechosos de serlo. Y nunca mejor un sitio apartado del país, lejos de periodistas, rodeado por mar y por en férreo enemigo. La prisión ideal. Porque Guantánamo está en las barbas de Fidel Castro (nunca mejor dicho).

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