Cada vez se aprecia más complejo y misterioso el estado de salud
del mandatario venezolano. Han circulado versiones en diarios de renombre
internacional diciendo que se hallaba en coma inducido y sólo esperando a ser
desconectado para morir, inclusive que el vicepresidente Nicolás Maduro ya ha entablado negociaciones con el gobierno de Barack Obama para lograr una transición
sin problemas que desestabilicen al país. Sin embargo, aunque Chávez no ha hablado
públicamente en más de un mes, tampoco ha muerto, contra los pronósticos de
algunos medios de todo el mundo.
Mientras tanto, su gobierno sigue repitiendo lo mismo -que puede ser cierto, aunque pierde credibilidad al
repetirlo cada semana-, que evoluciona favorablemente, pero con
demasiada lentitud. El hecho de que Chávez no haya estado el 10 de
enero pasado en su país para tomar posesión como presidente, y que Maduro lo
haya anunciado apenas dos días antes, cuando seguramente ya lo sabía desde diciembre, también le ha restado credibilidad a las
palabras de ese delfín venezolano que de morir su presidente lo sustituiría en
un proceso que sería dentro y fuera del país calificado como inconstitucional.
También ha empezado a correr el rumor de que el
gobierno de Brasil, que se perfila para ser una próxima potencia en Sudamérica,
ya le recomendó a Nicolás Maduro convocar a elecciones con la mayor rapidez posible
si llega a morir Hugo Chávez.
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