En diciembre del 2005 fue detenida en México la
ciudadana francesa Florence Cassez,
acusada de ser una peligrosa secuestradora. En el 2008 fue condenada a 60 años
de prisión, lo que ocasionó una intensa labor de Nicolas Sarkozy frente al gobierno mexicano para que se le permitiera
cumplir su condena en Francia.
Sarkozy
llegó incluso a hablar a favor de su compatriota frente al senado de México,
revelando que Cassez era el tema
principal de su visita de Estado al país azteca en marzo del 2009. Al no obtener ningún
resultado, se generó una crisis diplomática entre su gobierno y el de Felipe Calderón.
Cuando François
Hollande llegó al poder en Francia, la familia de Cassez se desesperanzó, creyendo que el nuevo presidente galo quizás
no pondría el mismo empeño para ayudarla. No obstante, al poco tiempo del
cambio de jefe de Estado en ambos países, Florence
Cassez fue liberada ayer por la Suprema Corte de Justicia mexicana.
En Francia celebraron el acontecimiento. El propio Hollande fue uno de los primeros en
hacerlo, pero en México ya se desató una controversia.
La liberación de Cassez no se debió a que haya sido probada su inocencia, sino a una estupidez
de las autoridades. Un día después de que fue detenida, montaron el “arresto”
para que pudiera ser grabado por las cámaras de televisión. Y de esa
irregularidad se desprendió un juicio de amparo que le permitió Cassez recuperar su libertad.
Finalmente, si Cassez es inocente, la estupidez de la policía mexicana sirvió
para algo bueno, pero si es culpable se ha puesto en libertad a una peligrosa y
malvada secuestradora.
Muchos líderes de opinión en México ya levantaron la
voz, alegan que las irregularidades del arresto no tienen porque librarla de
cumplir su condena. Mientras tanto, Cassez ya está en Paría; si es culpable, burlándose
de la justicia mexicana, y si es inocente, tratando de dejar atrás la
pesadilla.
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