Lewis
Carroll es el seudónimo con que se conoce mundialmente a Charles
Lutwidge Dodgson, un matemático, fotógrafo,
diacono y escritor inglés. Su cuento, Alicia
en el país de las maravillas, se ha convertido en un clásico de la
literatura universal.
Carroll perteneció a una familia de matemáticos y
religiosos, y le hizo honor por ambas partes. Era poseedor de una nada común
inteligencia que manifestó ya desde su niñez. Lamentablemente, su
pereza era aún mayor que su inteligencia y eso le provocó perder importantes
oportunidades que se le presentaban para emprender una exitosa carrera.
Como fotógrafo alcanzó importantes logros. Una tercera
parte de sus fotografías se conservan hasta la actualidad, las mismas que revelan su gran talento. Pero donde finalmente terminó destacando más que en otras áreas fue en la literatura.
En 1862 escribió su magna obra, Alicia en el país de las maravillas, como un regalo para la niña
que quizás le inspiró la historia, Alice Liddell. Al ver que el cuento le
gustaba a todo el mundo, Carroll decidió llevarlo a un editor.
El libro fue publicado en 1865, con ilustraciones de John
Tenniel. El éxito fue sorprendente e inmediato. Incluso Carroll se aventuró a
escribir pronto una secuela: Alicia a
través del espejo.
Al morir el autor, el 14 de enero de 1898, Alicia en el país de las maravillas era
ya un clásico consumado y uno de los libros más leídos a nivel mundial por
niños y adultos. Cuando J. R. R. Tolkien
publicó El Hobbit, en 1937, su editor
trató de atraer a los lectores comparándolo con el cuento de Carroll, pese a que no
se asimilan absolutamente en nada.
Aunque se trata de una obra excesivamente infantil, Alicia en el país de las maravillas
tiene fragmentos muy celebres que invitan a hacer profundas reflexiones sobre
algunos temas. Los críticos con ello justifican su éxito. Es sorprendente que no
sólo entretiene a los niños, también algunas personalidades del mundo de la política
han reconocido que es uno de sus libros de cabecera.
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