Cuando murió Winston
Churchill, un periodista inglés escribió: El corazón más grande de Inglaterra ha dejado de latir. Churchill fue
considerado el más sabio líder de la Segunda Guerra Mundial, donde desempeñó un papel que
lo hizo uno de los hombres más interesantes del siglo XX, y de la historia de
Inglaterra.
Nació el 30 de noviembre de 1874, en pleno período
victoriano. Su padre fue Randolph
Churchill, un aristócrata británico, hijo del séptimo duque de Marlborough, y su madre fue Jennie Jerome, de origen norteamericano.
De niño fue mal estudiante, lo que hizo dudar a su
padre sobre el porvenir que lo aguardaba. Era malo para los idiomas y para las matemáticas, pero
tenía una prodigiosa memoria que en ese entonces pasó desapercibida en su
entorno.
A los 21 años se alistó en el ejército, y también
empezó a escribir muy joven por gusto y para ganar dinero. Aunque era nieto de
un duque, no era rico –su padre no había sido el primogénito-, mas sí que
adoraba vivir entre lujos. Su gusto por gastar más de lo que podía lo metió en
problemas económicos toda su vida.
Como militar el joven Churchill participó en las
guerras de sometimiento que practicaba el Imperio británico para mantener a sus
colonias bajo su dominio. No pocas veces estuvo a punto de perder la vida. Incluso
en alguna ocasión cayó prisionero en Sudáfrica. Pero también aprovechó su
estancia en el ejército para ser corresponsal de guerra. Casi toda su vida escribió.
Pasados los treinta años incursionó en la política,
donde destacó por su gran oratoria. Volvería a los campos de batalla en la Primera Guerra Mundial, y después
abandonaría el ejército para siempre.
Ocupó varios ministerios; entre la política y la
escritura pasó muchos años, sorteando los buenos y lo malos momentos, y sus
crisis económicas. Cuando inició la Segunda
Guerra Mundial era ya un veterano, incluso muchos lo veían próximo
al retiro. Tenía 74 años. Pero la renuncia de Neville Chamberlain lo llevó al cargo de primer ministro en el
peor momento de la historia contemporánea del Reino Unido. Dejó a un lado
cualquier discurso demagógico y prometió a su pueblo “esfuerzo, sangre, sudor y
lagrimas”.
Resistió todo lo que pudo al empuje alemán, y en gran
medida se lo debió a su sorprendente inteligencia. Pero lo cierto es que la guerra
estaba para los ingleses prácticamente perdida cuando Alemania se enemistó con la Unión Soviética y los Estados
Unidos.
Churchill comprendió que su país ya no era una
superpotencia, pero logró ser tratado -a diferencia de Charles de Gaulle- con
igualdad por Stalin y Roosevelt, y al término de la guerra ser considerado un líder
más brillante que ellos.
Fue un mito viviente por muchos años, y no se retiró
de la política hasta que ya no se pudo mover. Como no le podían dar el Premio
Nobel de la Paz ,
le dieron el de Literatura. Y ciertamente se lo merecía, aunque su carrera
literaria fue eclipsada por su brillante carrera política.
Escribió varios ensayos bélicos, como producto de su
experiencia en diferentes guerras. Entre éstos destaca su historia de la
primera y la segunda guerra mundial. También escribió una biografía de su padre
y otra de su antepasado, el primer duque
de Marlborough, la que es considerada su mejor obra y que recibió grandes
elogios de importantes personalidades de su época.
Quizás su oficio como político, que lo enfrentó a
terribles realidades, le acortó la capacidad de escribir ficción. Sólo escribió
una novela, titulada Savrola, para la
que también se basó en su experiencia en los campos de batalla durante su
juventud.
Murió el 24 de enero de 1965, a la edad de 90 años.
Había nacido en una época muy diferente a la que lo vio morir. Cuando ésta nació
el mundo se volvió loco, y él tuvo una participación enorme en el proceso de
hacerlo recuperar la cordura.
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