Recientemente la oposición venezolana y los
interesados en la política del país bolivariano de todo el mundo fruncieron el
ceño ante unas extrañas y reveladoras declaraciones del presidente Nicolás Maduro.
Maduro dijo sonriendo que ya tenía a 900.000
compatriotas con cédula de identidad y todo. Lo anterior haciendo referencia a
quienes fueron beneficiados por las políticas chavistas y aun así no votaron
el pasado 14 de abril. Se entiende que Maduro pretendía que votaran por él a manera de agradecimiento.
Sin quererlo, o quizás descaradamente, Maduro dio más
motivos para que se hable del fraude electoral. Porque se supone que en
Venezuela el voto es libre y secreto y, lo más importante, que el Consejo Nacional Electoral es una institución totalmente autónoma, que no obedece al
gobierno.
Siendo así, ¿cómo es que Maduro ya tiene ubicados a
esos “900.000 compatriotas” que le dieron la espalda? Otra cosa, ¿por qué le
interesa al presidente la cédula de identidad de ellos?, ¿acaso piensa cobrar
venganza porque como beneficiarios del gobierno no le agradecieron votando por él?
Es grave para el gobierno de Venezuela que su
presidente haya revelado que tuvo acceso a información confidencial del Consejo
Nacional Electoral, una institución que se supone debió garantizar la limpieza
de la elección del 14 de abril con total imparcialidad.
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