El sugerente comentario de José María Aznar respecto a que podría volver a la política para
tratar de echar el agua afuera del barco español que se hunde y se hunde
mientras Mariano Rajoy continúa haciéndole
hoyos por los que el agua sigue entrando, dio la vuelta al mundo y acaparó las
primeras planas.
La cosa no era para menos, Aznar ha sido el mejor
presidente español de los últimos años. Es un hombre que sabe que la función de
un presidente es hacer crecer la economía impulsando al sector privado, que en
tiempos como estos lo más sabio que puede hacer el Ejecutivo es bajar los
impuestos y reducir la burocracia. Rajoy parece que lo ignora, pese a ser discípulo
y heredero de Aznar.
Aunque por ahora todo ha quedado en unos escuetos
comentarios, ya en todo el mundo se habla del regreso de Aznar, como si se
tratara de una nueva saga de películas de Superman
o Batman, porque de hecho así sería su
regreso. Aznar, para impulsar el crecimiento económico, fue un grande. Dejó la economía
española tan bien parada que José Luis Rodríguez Zapatero tuvo que
esmerarse demasiado para hundirla, tanto que sus esfuerzos le valieron ser
considerado el peor gobernante español desde Fernando VII.
El hecho de que Aznar sugiera su regreso es, ante
todo, una prueba más de qué tan mal va España. Él ya hizo lo suyo, y tan bien
que comparado con Zapatero es casi un inmortal. Regresar para él significa un
riesgo, es algo así como reescribir lo que ya escribió bien. Permanecer en el
retiro sería sensato, volver sería patriótico, pero
podría llegar a ser un Pétain español en tiempos de paz.
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