El reciente ataque de Israel a Siria ha sido
interpretado como un atentado más de esos judíos agresivos que no quieren vivir
en paz con sus vecinos países musulmanes. Tamaña acción, sin una previa
declaración de guerra, no ayudará en absoluto a darle una buena imagen al
Estado judío, bastante desprestigiado ya por defenderse, de vez en cuando, de
los ataques de terroristas desde los
territorios palestinos. Ocurre que en todas partes no es nada bien visto que
Israel se defienda. Al parecer al mundo le gustan sólo los judíos que se dejan
matar.
Muy probablemente, Benjamín Netanyahu se lo pensó mucho antes de ordenar el ataque. Israel
es un país -por mucho que se diga que no- civilizado. Tan solo basta ver cómo
viven sus ciudadanos en la zona que viven y con los problemas que eso
significa. Los judíos viven bien, maravillosamente bien en comparación con sus
vecinos. Su trabajo y mucha sangre les ha costado. Y ese esfuerzo les ha dado
una característica muy común de un pueblo civilizado: ya no caminan dócilmente al
matadero.
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