jueves, 2 de mayo de 2013

Pequeños y poderosos: los mini Estados


Comúnmente se relaciona a las superpotencias con un país territorialmente muy extenso, quizás debido a que Estados Unidos, China y Rusia gozan de territorios enormes. Incluso las potencias de segundo nivel como Alemania y Francia cuentan con una extensión territorial nada desdeñable, y el Reino Unido y Japón, aun siendo de menor extensión, no son precisamente Estados pequeños, aunque tampoco pueden presumir que les sobre territorio. Pero también existen Estados extremadamente pequeños que aun así gozan de una gran influencia en el mundo y sus ciudadanos viven mucho mejor que los habitantes de países dueños de incuantificables riquezas naturales.

 
Mónaco es un pequeño principado que ha sobrevivido por siglos y que actualmente ocupa un importante lugar en el mundo. El turismo y los privilegios fiscales que ofrece el gobierno arrojan un importante derrame económico que hace que la población en general goce de un nivel de vida envidiable.

Liechtenstein, el otro principado, ha seguido el mismo camino que Mónaco. Los bajos impuestos y una atención adecuada en la industria por parte del gobierno como única fuente de riquezas debido a la extensión territorial del país, han dado como consecuencia una de las mejores economías europeas.

Singapur es uno de los países más funcionales del mundo. La educación que reciben allí los niños es de las mejores, la seguridad de que gozan los ciudadanos, gracias a la mano dura del gobierno, que aplica la pena de muerte incluso por tráfico de drogas, también es admirable y lo mismo puede decirse de la economía. La ciudad-Estado lleva décadas aplicando una política austera y responsable, y el fruto de ello ha sido que Singapur es un imán para fortunas y mentes brillantes que llegan allí escapando de otros inestables y poco confiables países.

El Vaticano, el país más pequeño del mundo, tampoco puede ser subestimado. El Papa es el jefe directo de los cardenales y obispos católicos esparcidos en todo el globo, quienes suelen tener una importante influencia sobre la población en sus respectivos países. Por lo tanto, el Papa tiene la posibilidad de que sus decisiones muevan a las masas. Y eso lo hace un hombre sumamente poderoso y al Vaticano un Estado al que siempre se tiene que tomar en cuenta.

Israel no es precisamente un país tan pequeño como Mónaco o El Vaticano, no obstante, es cierto que los judíos quisieran que su extensión territorial fuera más grande. Pero aunque es un pequeño país rodeado de enemigos siempre hostiles, no deja de ser una potencia mundial. Se cree que Israel tiene el potencial militar necesario para derrotar con rapidez a todos los enormes países musulmanes que buscan desesperadamente hacerlo desaparecer.

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