En los países donde predomina la religión budista, una
representación pétrea de Buda por
fuerza es objeto de culto, veneración y respeto. Pero en Occidente, donde el
budismo no tiene presencia, los budas suelen ser utilizados únicamente como
elementos decorativos, integrados a muy variados estilos de decoración tanto en
interiores como en exteriores de las viviendas.
Aunque la decoración oriental ha sido codiciada en Occidente
desde hace varios siglos, fue el arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright quien en la primera mitad del siglo pasado
integró la escultura del Oriente en su arquitectura, la misma que marcaría el
nacimiento de un estilo que continúa vigente.
Aun cuando las más características estatuas de Buda no
se asemejan a las corrientes escultóricas actuales, muchas veces abstractas, los
budas son integrados de manera aceptable en las mansiones que se construyen o
se redecoran en la actualidad.
En los jardines, una estatua de Buda en un lugar estratégico,
discreta o como remate visual, suele ser un elemento de gran jerarquía, a veces
hasta indispensable cuando se trata de
un jardín influenciado por el estilo oriental de otros siglos.
Buda también se ha integrado en los interiores contemporáneos
sin que sea visto como un elemento decorativo de mal gusto. Una pequeña estatua
colocada en el lugar idóneo puede cambiar incluso radicalmente la perspectiva
de un espacio.
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