Tomando en cuenta el para qué sirve el papel higiénico,
y con qué frecuencia se requiere de manera ineludible, es de suponer que
siempre tendría que haber empresarios interesados en comerciarlo. Se trata de
un producto que se vende sí o sí. Y, siendo así, un país no debería
de tener escasez de él.
Los países
suelen ser noticia porque se les termina la carne, la leche, el huevo; cosas
cuya producción está ligada a los caprichos de la naturaleza, pero el papel
higiénico no suele dar lata a los gobiernos. Tomando en cuenta su utilidad, lo lógico es que sobre y no que falte en las tiendas.
¿A qué sebe que a Nicolás Maduro se le haya terminado?
Quien no lo sabe lo sospecha. Espantar a los inversionistas con exprópiese aquello y exprópiese esto no da buenos resultados
cuando se trata de abastecer a la población de los productos más necesarios. Si
el Estado venezolano no pretendiera controlarlo todo, el problema de la falta
de papel higiénico no existiría, pero si existiera, no lo estaría remediando el
presidente, sino los empresarios.
La falta de este producto ha sido un gran ridículo por
parte del gobierno de Maduro. Sus detractores en todo el mundo aún no paran de
reír. Se presta la situación para hacer chistes que seguro no son del agrado
del gobierno bolivariano. Y es que es imposible que falte un producto que tanto
y tan bien se vende. Es una situación ilógica.
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