Una breve estadía de la duquesa Catalina de Cambridge en el hospital
King Edward VII debido a malestares causados por su embarazo, probablemente causó
de manera indirecta el suicidio de la enfermera Jacintha Saldanha. Pero aunque
todo quizás se debió a una suma de sucesos indeseados, sí hay aparentes
culpables: dos locutores australianos.
Éstos se hicieron pasar por Isabel II de Inglaterra y su hijo Carlos de Gales, llamaron al hospital para pedir información sobre la duquesa y la enfermera cayó en la broma integra e inocentemente. Gracias a ello los locutores obtuvieron información sobre el estado de salud de la duquesa y otros pormenores relacionados a su estancia en el hospital.
Poco después la enfermera, casada y madre de dos hijos, optó por
quitarse la vida. Pero antes dejó tres cartas y en una de ellas criticó al
personal del hospital donde trabajaba y fue víctima de la broma que al parecer
la llevó a tomar la fatal decisión.
Inmediatamente tanto los dueños del hospital como la familia real británica
iniciaron los procesos para desmarcarse de la tragedia. Los primeros aseguraron no haber
reprendido a la enfermera por caer en la inocente broma, mientas que los
segundos afirmaron no haberse quejado ante el hospital por la divulgación,
involuntaria, del parte médico de la duquesa.
Pero es raro que una institución como la casa real británica no se queje
y con firmeza si sus asuntos privados salen a la luz, y es también raro que un
costoso hospital no reprenda a una de sus empleadas por dejarse engañar, y más
cuando se trata de dar informes sobre una paciente tan importante.
Todo apunta a que la casa real montó en cólera contra el hospital y el
hospital repitió el procedimiento en contra de la enfermera. Mientras tanto el
proceso de deslindarse de tan terrible tragedia ya incluyó el día de ayer una ceremonia
en la Catedral
de Westminster en honor de Jacintha Saldanha.
No les ha de causar ninguna gracia a los duques Cambridge, Guillermo y Catalina,
que el nacimiento de su hijo, futuro rey de Inglaterra quizás durante muchos,
muchos años, esté relacionado a una broma siniestra, y estúpida, que terminó
con tan terribles consecuencias.
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