Es común que las esculturas más famosas del mundo sean
objeto de infinidad de reproducciones, algunas con la misma escala de la
original, otras más grandes y la gran mayoría en miniatura, en una especie de
formato económico.
La utilización de estas reproducciones con motivos
decorativos, la mayoría de las veces son consideradas de mal gusto, sobre todo
el uso de replicas de obras antiguas en la decoración contemporánea. Pero aún
así las reproducciones no paran, visitar una ciudad donde hay una escultura
famosa lleva para mucha gente aparejada casi la obligación de llevarse una
copia en miniatura como recuerdo.
De entre las esculturas que es común ver replicas, sin
duda sobresalen y con mucho dos de las más bellas que existen en el
mundo: El David y la Venus de Milo. Estas obras de arte han sido
reproducidas a lo largo de los años hasta el hartazgo.
Mil seiscientos años después de que fue esculpida la Venus ,
el genial arista italiano Miguel Ángel creo a El David, aunque pareciera que ambas obras fueron echas en la misma
época. Son junto con la Victoria de Samotracia las esculturas más
perfectas que ha hecho el ser humano, aunque esta última se reproduce mucho
menos que las otras, muy probablemente porque no tiene cabeza.
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