jueves, 13 de junio de 2013

Gutenberg, la tapa blanda y el libro electrónico

A muchos les parece extraño el hecho de que la tecnología no haya aún liquidado al libro de papel. Después de todo, ya una innumerable lista de objetos pasaron a mejor vida por obra y gracia suya; en tan sólo una década, la pasada, el mundo se dio vuelta gracias a los avances tecnológicos, las relaciones humanas, los negocios, los medios de comunicación y un sin fin de etcéteras fueron replanteados a raíz del surgimiento de aparatos más económicos, más prácticos y mucho más útiles que los que se habían utilizado por años.

Pero en el caso del libro, las cosas caminan de forma diferente, el Kindle, por ejemplo, surgió en el 2007 y a seis años de distancia todavía no ha penetrado de forma contundente en el gusto de los lectores. Es cierto que ha ganado mucho terreno, pero otros dispositivos con otras funciones han revolucionado el mercado en meses.

Aunque quizás no sea un fenómeno inexplicable el hecho de que el libro en papel se defienda mejor que otros productos que ya perecieron. Revisando la historia del libro, está claro que camina demasiado lento y que en muchos siglos apenas ha tenido tres evoluciones, contando la actual.

Los libros escritos con letras artesanales estuvieron vigentes varios siglos, hasta que llegó Gutenberg e implantó en el papel la letra que aún perdura. De eso hace más de medio milenio.

Después de la imprenta el libro no evolucionó durante varios siglos. No de forma demasiado significativa. Se probaron vario tamaños y varios tipos de papel, pero el formato siempre fue básicamente el mismo, caracterizado siempre por la tapa dura.

Porque siglos atrás la clase media no leía. Había poca y esta poca por lo general no sabía leer. Por ello no hacían falta los libros baratos. Quien leía podía pagar cantidades significativas por ellos. Mas cuando la clase media creció y empezó a enviar a sus hijos a las escuelas, los editores hallaron un nuevo mercado de lectores. Pero éstos no podían pagar los libros en tapa dura, generalmente impresos en pequeñas cantidades para burgueses y aristócratas.

Así fue como surgió la tapa blanda, hace no mucho tiempo. La prueba está en que es imposible hallar en una librería de viejo un libro con un siglo o un siglo y medio de antigüedad.

Por lo tanto, podría decirse que en bastantes siglos el libro tuvo apenas dos evoluciones: paso a ser impreso y después a venderse en formato económico con la famosa tapa blanca. La tercera evolución es la que se está dando ahora, la del libro electrónico, la que para muchos va muy lentamente. Pero sería ilógico pensar que la tecnología puede liquidar en un corto período de tiempo a algo que sencillamente no se presta mucho para las evoluciones.

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