A muchos les parece extraño el hecho de que la
tecnología no haya aún liquidado al libro de papel. Después de todo, ya una innumerable
lista de objetos pasaron a mejor vida por obra y gracia suya; en tan sólo una década,
la pasada, el mundo se dio vuelta gracias a los avances tecnológicos, las
relaciones humanas, los negocios, los medios de comunicación y un sin fin de etcéteras
fueron replanteados a raíz del surgimiento de aparatos más económicos, más prácticos
y mucho más útiles que los que se habían utilizado por años.
Pero en el caso del libro, las cosas caminan de forma
diferente, el Kindle, por ejemplo, surgió en el 2007 y a seis años de distancia
todavía no ha penetrado de forma contundente en el gusto de los lectores. Es cierto
que ha ganado mucho terreno, pero otros dispositivos con otras funciones han
revolucionado el mercado en meses.
Aunque quizás no sea un fenómeno inexplicable el hecho
de que el libro en papel se defienda mejor que otros productos que ya
perecieron. Revisando la historia del libro, está claro que camina demasiado
lento y que en muchos siglos apenas ha tenido tres evoluciones, contando la
actual.
Los libros escritos con letras artesanales estuvieron
vigentes varios siglos, hasta que llegó Gutenberg e implantó en el papel la
letra que aún perdura. De eso hace más de medio milenio.
Después de la imprenta el libro no evolucionó durante
varios siglos. No de forma demasiado significativa. Se probaron vario tamaños y
varios tipos de papel, pero el formato siempre fue básicamente el mismo,
caracterizado siempre por la tapa dura.
Porque siglos atrás la clase media no leía. Había poca
y esta poca por lo general no sabía leer. Por ello no hacían falta los libros baratos. Quien leía podía pagar cantidades significativas por ellos. Mas cuando la clase media creció y empezó
a enviar a sus hijos a las escuelas, los editores hallaron un nuevo mercado de
lectores. Pero éstos no podían pagar los libros en tapa dura, generalmente
impresos en pequeñas cantidades para burgueses y aristócratas.
Así fue como surgió la tapa blanda, hace no mucho
tiempo. La prueba está en que es imposible hallar en una librería de viejo un
libro con un siglo o un siglo y medio de antigüedad.
Por lo tanto, podría decirse que en bastantes siglos
el libro tuvo apenas dos evoluciones: paso a ser impreso y después a venderse
en formato económico con la famosa tapa blanca. La tercera evolución es la que
se está dando ahora, la del libro electrónico, la que para muchos va muy
lentamente. Pero sería ilógico pensar que la tecnología puede liquidar en un
corto período de tiempo a algo que sencillamente no se presta mucho para las
evoluciones.
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