miércoles, 26 de junio de 2013

El libro electrónico cierra librerías

Últimamente han sido noticia los cierres de librerías icónicas alrededor del mundo, establecimientos que llevaban en algunos casos medio siglo satisfaciendo las necesidades de los lectores, buscándoles libros, trasladándolos de una ciudad a otra por pedido, siendo todo un modelo de eficiencia y atención al cliente en tiempos remotos, antes del Internet, del libro electrónico y del Kindle.

No hace mucho todavía se les pronosticaba larga vida a las librerías estilo museo, de ésas que tienen los libros dispuestos para que el lector los vaya admirando mientras la recorre, tome el que más le llame la atención, lea la sinopsis de la contraportada y decida si lo compra o no.

Ese procedimiento, tan lleno de romanticismo, estuvo vigente por largo tiempo. Pero el Internet lo ha revolucionado notablemente. Ahora ya no es en una librería donde los lectores buscan qué leer, ni en los suplementos culturales de los diarios, ahora los libros se atraviesan como un producto más mientras la gente navega en la red, y ahí se desarrolla una especie de amor a primera vista donde la compra puede verificarse cinco minutos después del encuentro entre el lector y el libro.

Algunos le conceden a este nuevo modelo de adquisición de libros un principio modesto apenas, pero si así fuera, no podría justificarse el cierre de librerías, de esas grandes bodegas llenas de libros que poco a poco irán quedando obsoletas.


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