viernes, 28 de junio de 2013

Políticos e intelectuales mexicanos ofendidos por el muro fronterizo

Ante la inminente aprobación de la reforma migratoria en los Estados Unidos, que beneficiaría a once millones de ilegales, en su mayoría mexicanos, el coloso del norte también contempla un cierre de su frontera sur, para dentro de diez años no tener la necesidad de repetir la tarea que está haciendo ahora.

Estados Unidos ampliaría el muro fronterizo en su frontera con México, el mismo que ha sido rechazado por su vecino sureño desde siempre. Con esta medida, el gobierno estadounidense no sólo pretende frenar el flujo migratorio, sino ponerle un tope a la violencia que México exporta.

El problema de raíz es que si Estados Unidos sólo ha realizado la mitad de su tarea en la lucha contra el crimen organizado, México aún está muy lejos de hacer siquiera esa parte. Es un hecho innegable que el gobierno mexicano no ha podido poner orden en su frontera norte, la más violenta del mundo.

No obstante, tanto políticos como intelectuales mexicanos están totalmente en contra del muro fronterizo, argumentando, entre otras cosas, que un muro no uniría a los países y que al hacerlo Estados Unidos está demostrando el poco respeto que siente por México.

Tras esos reproches para muchos se esconden las verdaderas intenciones del gobierno mexicano: que Estados Unidos le siga brindando las plazas laborales que por discordias entre los partidos más los fracasos en sus reformas no ha podido lograr. Si los yanquis cierran su frontera, México se encontraría con muchos desempleados que ya no tendrían la posibilidad de emigrar al vecino país para encontrar trabajo. El problema sería entonces absolutamente mexicano.

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