sábado, 29 de junio de 2013

Las revoluciones: genocidios cubiertos de romanticismo

Sobre las revoluciones existe una creencia en el sentido de que son liberadoras. Se cree que un pueblo que genera una revolución armada cambia para bien, se posiciona en la vías que van hacia el progreso e inicia el proceso de dar felicidad y prosperidad a sus habitantes. No obstante, es extraño que tal creencia exista, cuando la historia demuestra que las revoluciones son todo lo contrario: no sólo son genocidios totalmente injustificados, sino que arruinan la economía de cualquier país y sumen a sus habitantes cuando en la esclavitud sí en la más completa miseria.

La Revolución Francesa

La precursora de todas las revoluciones armadas, la ocurrida en Francia a finales del siglo XVIII, fue una terrible masacre. No por nada a un período de ésta se le conoce como el del terror. Antes de que ocurriera Francia era conocida como el país más culto del mundo, su influencia era enorme en toda Europa, pero durante la revolución retrocedió hasta la Edad Media, tanto que ver masacres inhumanas se volvió la cosa más común para los parisinos.

La herencia de la revolución fue una inestabilidad general que se extendió por muchos años. Durante casi todo el siglo XIX Francia fue un país belicoso y revolucionario que cambió por la fuerza varias veces de gobierno. Pero lo cierto es que no se volvió a cometer un genocidio tan atroz como el de la primera revolución. Hasta entonces, nunca antes la palabra libertad había sido regada con la sangre de tantos inocentes.

La Revolución Mexicana

El México previo a la revolución era un país donde las clases más menesterosas eran oprimidas por los poderosos, pero había medios de producción, el país tenía infraestructura e instituciones, su prosperidad continúa era homologable a la de los Estados Unidos. La revolución sin embargo echó todo eso a la basura, los medios de producción fueron destruidos, las instituciones desaparecidas y el país se volvió tierra de nadie donde los revolucionarios podían saciar su sed se sangre a su antojo con quien se les atravesara en el camino.

Un dato que revela como nada los beneficios que llevó a México su revolución es el hecho de que su economía nunca ha vuelto a ser igual de competitiva a nivel internacional, como era antes del conflicto armado.

La Revolución Rusa

La revolución ocurrida en Rusia es sin duda la mayor traición a la libertad que ha visto el mundo. Es cierto que el zarismo tenía al pueblo sumido en la más completa miseria, pero los bolcheviques implantaron un régimen genocida que incluso trató de extenderse por toda Europa. La esclavitud fue generalizada y el Estado soviético se convirtió en el mayor especialista -junto con la Alemania nazi- en matar y ocultar a grandes cantidades de seres humanos para conseguir los más perversos objetivos. Los sueños de libertad y de una mejor calidad de vida de aquéllos que se relevaron contra el zar Nicolás II fueron ahogados en sangre por los genocidas que se consolidaron en el poder.

La Revolución Cubana

Muy pocas veces se dice que Cuba durante la dictadura de Fulgencio Batista era uno de los países más prósperos del continente americano. No se debía esta prosperidad a los buenos manejos del dictador, sino a que él sí permitía ciertas libertades.

La dictadura castrista se llevó consigo cualquier tipo de libertad individual y con ello la posibilidad de prosperar para los cubanos. La revolución no sólo fue una gran matanza una vez que Fidel llegó al poder, también destrozó al país, se cargó los medios de producción y todo vestigio de la libertad que lo habían hecho próspero antes de la llegada de los barbudos.  

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