jueves, 20 de junio de 2013

México y los presidentes títeres

En México existe una leyenda urbana muy presente en la actualidad que tiene sus antecedentes históricos en el lejano siglo XIX, según la cual, parte de la sociedad supone que el presidente Enrique Peña Nieto no gobierna, sino que obedece órdenes de uno de sus antecesores.

En el turbulento siglo XIX mexicano, el general Antonio López de Santa Anna tuvo una enorme influencia en el país por varias décadas, fue tantas veces como quiso presidente y cada que se fastidiaba de gobernar se retiraba a su hacienda a descansar y dejaba en su puesto a un interino que se ocupaba de ejecutar sus órdenes.

Muchos años después, tras finalizar la revolución, el expresidente Plutarco Elías Calles protagonizó el período conocido en México como el Maximato, durante el cual él era el hombre más poderoso del país sin ser presidente. Varios de sus sucesores se limitaron únicamente a ejecutar con fidelidad sus órdenes, hasta que llegó al poder Lázaro Cárdenas y no queriendo ser un subordinado más lo expulsó del país.

Esos dos antecedentes tan celebres en la historia mexicana han propiciado que el expresidente Carlos Salinas de Gortari sea visto como un Santa Anna o un Elías Calles más. Salinas dejó el poder en 1994 y poco después el país entro en una crisis económica devastadora. Y aunque no hay pruebas de que Ernesto Zedillo, su sucesor, haya sido su subordinado, sino su férreo enemigo, la creencia popular señala que Salinas nunca ha dejado de ser el hombre más poderoso de México desde que abandonó la presidencia.

Con la llegada de Enrique Peña Nieto al poder, un priísta igual que Salinas, la creencia se acentuó más. Para millones de mexicanos no hay duda alguna: Peña es un títere y Salinas es el verdadero presidente detrás del escenario. 

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