lunes, 24 de junio de 2013

Si Brasil es un país prospero, ¿por qué protestan los brasileños?

Brasil ha sido promocionado desde hace algunos años como el país donde la izquierda sí ha hecho las cosas bien. Lula ha sido descrito por algunos analistas como uno de los más brillantes jefes de Estado de lo que va del siglo, bien diferente al radical Hugo Chávez y a todos sus hijos ideológicos. El enorme país sudamericano es considerado la potencia emergente de América, por encima de México y de todos sus vecinos. Es la octava economía del mundo, posición que para muchos indica buena calidad de vida y prosperidad para los ciudadanos.

Pero no. Las cosas son un poco diferentes de cómo se perciben y cómo se promocionan. Brasil es una gran economía porque produce mucho. Tiene más de cien millones de trabajadores. Si reuniéramos en el desierto del Sahara cien mil fábricas de muy diversos productos, por supuesto que allí habría una economía importante, pero y la justicia, la salud, la transparencia, la seguridad, la educación, las libertades y las posibilidades para que un individuo pueda prosperar, ¿dónde queda todo eso?

Si bien es bueno que Brasil produzca mucho, eso no garantiza que la sociedad funcione a las mil maravillas. Hay muchas funciones que el Estado debe de hacer bien o mejor dejarlas al sector privado que son necesarias para que un país funcione.

Lo que se busca de un Estado no es que dé la felicidad a cada uno de sus ciudadanos, sino que propicie las condiciones necesarias para que ellos puedan luchar por obtenerla. Ése es el verdadero logro de un gobierno, y en Brasil, por lo que dejan ver las protestas, está muy lejos de ser una realidad.

En el principado de Mónaco quizás se produce el .01% de lo que se produce en Brasil, pero si el gobierno provee las condiciones para que los ciudadanos vivan en paz, conformes con su vida y su economía, es un gran país. Así de sencillo.

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