Las iglesias son conocidas como “casas de Dios”, son
diseñadas exclusivamente para celebrar ceremonias religiosas, para que un
auditorio pueda ver y escuchar perfectamente a un ministro del Señor. Algunas
veces son destruidas, ya sea por la mano del hombre o por un fenómeno natural, pero
es muy raro que el Altísimo deje algunas de sus casas para que sea habitada por
seres humanos. Mas siempre hay una excepción.
La iglesia de San Jacobo, en la ciudad holandesa de Utrecht,
fue construida en estilo neogótico en 1870. Durante más de un siglo se
oficiaron en ella ceremonias religiosas, pero a finales del siglo pasado perdió
esa función.
Convertida en un edificio sin uso útil, en el 2007 el
estudio Zecc Architects la transformó. Continuó siendo una casa, pero ya no de
Dios, sino del hombre.
La fachada sigue siendo la de una iglesia neogótica. Cualquiera
que pasa por allí un domingo probablemente espera escuchar el sermón del
pastor.
Adentro es donde se nota que la función ha cambiado. Las
ventanas ojivales y la losa nervada sugieren que se trata de una iglesia, pero
los muebles dejan claro que el edificio es una vivienda para humanos.
La altura de la otrora iglesia permite que la actual
vivienda tenga espacios muy cómodos y llenos de iluminación natural.
El color neutro más que hacer homenaje al carácter sagrado
que tenía el edificio corresponde a las vanguardistas corrientes decorativas de
estos tiempos.
La casa es ideal para quien disfrute de la paz y la
tranquilidad, y pueda pagársela, porque aún con el cambio de función, debido
a que su estructura no fue alterada, por dentro sigue pareciendo una iglesia y
por fuera lo es.
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