Parte de la molestia actual de los españoles es porque
saben que el Estado los ha metido en la crisis que padecen. Y a esto hay que
sumarle que en los últimos tiempos se ha revelado un caso de corrupción tras
otro protagonizado ya fuera por un político influyente o por un miembro de la
familia real, pero a nadie habían mandado a prisión. No sólo eso, sino que a la
hija del Rey hasta el propio Mariano
Rajoy le ha pedido disculpas, cuando las investigaciones todavía no se dan
por concluidas.
Pero Luis
Bárcenas, el emprendedor y exitoso empresario y extesorero del PP, que tenía
los bancos suizos repletos de sus ganancias, no es la hija del Rey, ni tampoco
el yerno del Rey. Quizás por eso ha sido el primero en ser mandado a prisión y
tal vez será el único de todos los protagonistas de lo más sonados y recientes
escándalos de corrupción en pasarse una temporada por ahí.
Cuando ya parecía que Bárcenas podría librar el
malentendido del que su amigo Mariano Rajoy nunca supo nada y seguir
disfrutando de sus millones bien habidos, el día de hoy ha sido encarcelado y
sin derecho a salir bajo fianza, debido a las posibilidades que existen de que
escape y se libre así de la acción de la justicia española, tan renuente a castigar
a aristócratas pero siempre dispuesta a ir por los políticos corruptos caídos
en desgracia y sin titulo nobiliario.
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